Cróncias de un Planeta Herido
18 Relatos Libres de Emisiones
Crónicas de un Planeta Herido fue el primer libro de un grupo de 18 escritores independientes, reunidos inicialmente con el único objetivo de alertar con sus relatos sobre los problemas del deterioro medioambiental. La experiencia vivida en la realización de este proyecto los llevó, al finalizar el mismo, a constituir un grupo al que denominaron “Las Letras del Cambio”.
Las consecuencias del daño medioambiental son bien conocidas por todos, la desaparición de especies, la contaminación de mares, ríos, del aire, el cambio climático, la aparición de nuevas enfermedades, la ruptura del equilibrio ecológico…
Los escritores convocados tenían distintas procedencias, formación y estilos literarios. A pesar de esta diversidad inicial, en el contenido de los cuentos emergen algunas ideas comunes, que posiblemente sean parte de nuestro inconsciente colectivo como sociedad del siglo XXI, además de los arquetipos arcaicos universales descritos por Jung.
Entre los primeros encontramos el miedo a la soledad y el aislamiento; el deseo de la eterna juventud presente, por ejemplo, en “Resurrrectio” y “Recolector”; el abandono de los viejos, en “El viaje ha sido hermoso” y “Cuerpo inabarcable”; la necesidad de amor, como en “Todo pasa y todo queda” o “El cambio”; el quiebre de las relaciones sociales y el temor a un futuro desconocido, como en “La nube” o “Los secretos de la selva” y poco humano como en “La ciudad sumergida”, “El viaje ha sido hermoso” y “Todo pasa y todo queda”.
Entre los segundos destaca la presencia del arquetipo Madre, lo cual podría vincularse también con la idea arcaica de la Madre Tierra. La mujer-madre aparece en los cuentos en diferentes formas, como protectora y cuidadora, a veces mágica a distancia como en “Inuit, la luz”, otras a través de la compañera ausente que protege más allá de la muerte, como en “La ciudad sumergida”, o como la abuela sabia y sacrificada en pos del bienestar de sus descendientes tal como se muestra en “El viaje ha sido hermoso” o en “Cuerpo inabarcable”. Sin olvidarnos de la idea del paraíso perdido, presente en algunos cuentos como “La vida nos da sorpresas”, “El estanque”, “La Naturaleza creó a la mujer y ella defendió el Valle” o “El abuelo”
Si todo ese desalentador panorama subyace en estos cuentos, reflejo de lo que internamente sentimos, aunque sea a nivel inconsciente la pregunta que surge es ¿cómo defendernos? Sólo se me ocurren dos ideas, revitalizar las relaciones humanas, el encuentro auténtico con los semejantes y canalizar a través del arte la incertidumbre. Quizás ese fuera el motivo por el que, tras la publicación del libro decidiéramos constituirnos en un grupo al que llamamos Las Letras del Cambio.
Entre los primeros encontramos el miedo a la soledad y el aislamiento; el deseo de la eterna juventud presente, por ejemplo, en “Resurrrectio” y “Recolector”; el abandono de los viejos, en “El viaje ha sido hermoso” y “Cuerpo inabarcable”; la necesidad de amor, como en “Todo pasa y todo queda” o “El cambio”; el quiebre de las relaciones sociales y el temor a un futuro desconocido, como en “La nube” o “Los secretos de la selva” y poco humano como en “La ciudad sumergida”, “El viaje ha sido hermoso” y “Todo pasa y todo queda”.
Entre los segundos destaca la presencia del arquetipo Madre, lo cual podría vincularse también con la idea arcaica de la Madre Tierra. La mujer-madre aparece en los cuentos en diferentes formas, como protectora y cuidadora, a veces mágica a distancia como en “Inuit, la luz”, otras a través de la compañera ausente que protege más allá de la muerte, como en “La ciudad sumergida”, o como la abuela sabia y sacrificada en pos del bienestar de sus descendientes tal como se muestra en “El viaje ha sido hermoso” o en “Cuerpo inabarcable”. Sin olvidarnos de la idea del paraíso perdido, presente en algunos cuentos como “La vida nos da sorpresas”, “El estanque”, “La Naturaleza creó a la mujer y ella defendió el Valle” o “El abuelo”
Si todo ese desalentador panorama subyace en estos cuentos, reflejo de lo que internamente sentimos, aunque sea a nivel inconsciente la pregunta que surge es ¿cómo defendernos? Sólo se me ocurren dos ideas, revitalizar las relaciones humanas, el encuentro auténtico con los semejantes y canalizar a través del arte la incertidumbre. Quizás ese fuera el motivo por el que, tras la publicación del libro decidiéramos constituirnos en un grupo al que llamamos Las Letras del Cambio.
Crónicas de un Planeta Herido
Madrid. 7 de Octubre 2022